LA DANZA DE LA CARRACA


La CARRACA EUROPEA es muy dada a caminar por el suelo donde salta o brinca pesadamente, pero prefiere mantenerse a la expectativa posada en un poste, sobre la rama extrema de un árbol, en un hilo de teléfono o de la conducción eléctrica, sobre un pedrusco colocado en un tejado para sujetar las tejas contra el viento, en el suelo en una gran piedra o prominencia, en un arbusto con pocas hojas, etc. Casi nunca se posa en estos sitios erguida sino que está como sentada en ellos con los tarsos flexionados bajo el cuerpo y con el plumaje a menudo inflado, dando la sensación de muy poca actividad. Sin embargo, y a despecho de esta aparente pereza, se lanza con rapidez y en hábil pirueta sobre cualquier insecto volador que pasa a su lado, capturándolo fácilmente y volviendo al mismo posadero donde permanece por mucho tiempo si no se la molesta.

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